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24/9/23

1.3. Mi primera postal

Las fotografías son aquí como miradas descoloridas, como miradas en pie, miradas auténticas de ojos como los nuestros, miradas normales, miradas de otro tiempo, pero miradas al cabo, miradas indudables, miradas con ese anhelo, con esa impotencia, con esa dramática extrañeza de las miradas que no pueden sino enfrentar las cosas, sin retenerlas, sin salvarlas"  Ramón GÓMEZ DE LA SERNA, El Rastro (1915)





INDICE: ANÁLISIS DE LAS TARJETAS POSTALES ILUSTRADAS

1. JUSTIFICACIÓN

1.1. Índice de temas del blog: Mapa general de los temas tratados.
1.2. Postales, pero no solo postales: Relación de las tarjetas postales con otros elementos de comunicación visual
.


1.3. Mi primera postal: 

1. Introducción
2. Mi Primera Postal: Un Encuentro Casual
3. El Coleccionismo como Práctica Cultural
4. La Dimensión Emocional del Coleccionismo
5. Organización y Conservación
6. Reflexiones Finales



1. Introducción

Las tarjetas postales ilustradas representan mucho más que simples objetos de colección. Son pequeñas cápsulas del tiempo, cargadas de memoria, historia y emoción. Como señala Ramón Gómez de la Serna (1915), “las fotografías son miradas auténticas de otro tiempo, con esa extrañeza dramática de las miradas que enfrentan las cosas sin retenerlas ni salvarlas.”

El coleccionismo de tarjetas postales conecta lo personal con lo colectivo, ofreciendo un puente entre épocas y culturas. Según Boris Kossoy (2001), “las fotografías y sus derivados, como las postales, no solo reflejan la realidad, sino que también la transforman y reinterpretan según las demandas sociales de su tiempo.”


2. Mi Primera Postal: Un Encuentro Casual

2.1. El inicio: casualidad e interés personal

Comenzar una colección puede ser el resultado de una casualidad o del deseo de preservar algo como recuerdo. Muchas veces, sin darnos cuenta, empezamos a reunir objetos sin una intención clara o como continuación de un hábito heredado. Muchas veces casi sin querer, comenzamos a reunir objetos sin una intención consciente o simplemente continuando un hábito heredado. El siguiente paso natural tiene que ser o deshacernos de ellos o comenzar a ampliarlos.

Mi afición por las tarjetas postales, fue fruto de la casualidad, durante años, siempre me han gustado ir a lugares donde se vendían objetos antiguos, pero acostumbraba a mirar con aburrimiento y desgana los tenderetes, en el que se acumulaban miles de postales encajadas en nichos de madera o de cartón, fabricados de una forma artesanal o aprovechando viejas cajas de zapatos. En mi caso, todo comenzó,  al detenerme frente a un puesto del Mercat de Sant Antoni, donde un vendedor reorganizaba cajas de tarjetas postales envejecidas. La primera postal que tomé tenía manchas de humedad y un mensaje escrito por unos niños a su madre, cargado de ternura. Esa simple interacción marcó el inicio de una pasión que nunca imaginé tendría tanto impacto en mi vida. Esta primera postal despertó en mí la curiosidad por descubrir las historias detrás de cada imagen y cada mensaje. , Según Walter Benjamin (1931) “el coleccionista no acumula objetos; los rescata del olvido, otorgándoles un lugar en una narrativa más amplia.”

Mi primera Postal

2.2. Más allá de la imagen
Lo que me cautivó no fue solo la imagen, sino también el mensaje manuscrito. Las postales no son simples fotografías; son fragmentos de vidas pasadas. Según Susan Sontag (1977), “las imágenes actúan como depósitos de memoria emocional, donde lo personal y lo colectivo convergen.” Cada postal tiene el poder de conectarnos con emociones y contextos que trascienden generaciones.


3. El Coleccionismo como Práctica Cultural

3.1. Una experiencia multisensorial
El coleccionismo de postales es una actividad que involucra todos los sentidos. El tacto del papel envejecido, el olor de las tintas antiguas y la emoción de encontrar algo único hacen que esta práctica sea profundamente enriquecedora. Según Benjamin, “coleccionar es dar nueva vida a lo olvidado, devolviéndole significado y contexto.”

3.2. Resistencia en la era digital
En un mundo dominado por lo digital, el coleccionismo físico mantiene su relevancia. Las postales, con su autenticidad y tangibilidad, representan una forma de resistencia frente a la inmediatez y la fugacidad de las imágenes digitales. Marc Augé (1992) describe este fenómeno como “una resistencia cultural que preserva la diversidad frente a la homogenización.”

3.3. Narrativas visuales y contexto histórico
Cada postal encapsula una narrativa cultural. Las imágenes seleccionadas, los encuadres y los colores reflejan las sensibilidades estéticas y los valores sociales de su época. Según Pierre Bourdieu (1979), “las imágenes no solo documentan la realidad, sino que la interpretan y estructuran según los valores predominantes.”



4. La Dimensión Emocional del Coleccionismo

4.1. Alegrías y frustraciones
El coleccionismo está marcado por altibajos emocionales. Encontrar una postal rara después de meses de búsqueda genera una satisfacción indescriptible, mientras que perder una oportunidad puede ser profundamente frustrante. John Berger (1998) describe esta experiencia como “mirar con intensidad y conectarse emocionalmente con los objetos.”

4.2. La magia del hallazgo
Más allá de su valor material, cada postal adquirida representa una historia única. Según Sontag, “los objetos coleccionados enriquecen nuestra experiencia al vincular recuerdos y emociones con lo tangible.” Cada hallazgo es una conexión con el pasado y una oportunidad para reescribir historias olvidadas.



5. Organización y Conservación

5.1. Preservación del pasado
Organizar y conservar una colección es un acto de resistencia frente al olvido. Las postales son cápsulas del tiempo, que documentan la evolución de las sociedades y las tecnologías. Según Roland Barthes (1980), “cada imagen preservada es una forma de resistencia contra la amnesia cultural.”

5.2. Ética de la conservación
La conservación de las postales no solo implica su protección física, sino también un compromiso con su contexto histórico. Este enfoque ético nos permite entender las dinámicas sociales y culturales reflejadas en estas piezas.



6. Reflexiones Finales

6.1. Una conexión con el pasado
El coleccionismo de postales es mucho más que una afición; es un puente hacia el pasado. Según Kossoy, “coleccionar es rescatar lo efímero y otorgarle un valor que trasciende lo inmediato.” Cada postal nos invita a reflexionar sobre la memoria, la identidad y la representación visual.

6.2. Un viaje de descubrimiento
Cada postal encontrada y cada historia desentrañada contribuyen a una narrativa más amplia sobre la memoria colectiva. Ser coleccionista significa ser guardián de estas historias, preservarlas y compartirlas con futuras generaciones.

El coleccionismo de tarjetas postales trasciende lo material para convertirse en un ejercicio de preservación cultural y emocional. Estas piezas, con sus imágenes y mensajes, representan un puente entre lo efímero y lo eterno, entre el pasado y el presente. Nos invitan a reflexionar sobre la importancia de preservar la memoria y a valorar las historias que dan forma a nuestra identidad colectiva. El coleccionismo de tarjetas postales es una afición que va mucho más allá de acumular objetos. Es una forma de conectarse con el pasado, apreciar la belleza y la historia, y construir una colección que refleja intereses personales y narrativas únicas. Cada tarjeta postal tiene su propia historia, y ser un coleccionista significa ser un guardián de estas pequeñas pero significativas piezas de la historia. Vivimos en una era en la que la tecnología nos permite acceder a casi cualquier cosa con solo unos clics en un dispositivo. Sin embargo, el coleccionismo continúa teniendo momentos mágicos como cuando encontramos objetos únicos, como esa postal inicial u otras muchas, que tras meses o años persiguiéndolas, conseguimos encontrar para acabar una serie. Como afirma Boris Kossoy (2007), cada objeto coleccionado es un testimonio de la historia y la creatividad humanas, y ser guardián de estas piezas nos permite participar activamente en la conservación de nuestra memoria colectiva. La dedicación y la paciencia que se requieren para rastrear un objeto deseado, pueden hacer que la experiencia sea mucho más gratificante o frustrante en función del resultado. La historia detrás de cada objeto coleccionado agrega un nivel adicional de profundidad y significado a nuestra colección. Es por eso, que el proceso de coleccionar es algo más que la posesión de objetos; se trata de valorar las experiencias, los recuerdos y las historias que rodean dichos objetos para nosotros. Debemos de entender en este punto, que difícilmente un coleccionista amateur podrá recuperar lo invertido.

El camino que he recorrido hasta poseer “mi colección” es grande, pero el placer que se experimenta al recordar la forma como he conseguido cada una de las postales, es único y siempre permanece. En otras entradas hablaré del valor sentimental y sobre todo económico de las postales, pero desde luego, lo que tienen en común cualquier tipo de colección, es el factor sorpresa.




Cada nueva adquisición puede traer consigo una historia única, ya sea relacionada con la fotografía que aparece, el lugar de donde proviene, el mensaje que incluye o cómo llegó a nuestras manos, pero siempre teniendo en cuenta, tal como dice Bourdieu, que al final, es el fotógrafo el que selecciona, recorta la realidad, opta por algo, construye una relación entre objetos y acontecimientos sociales, y las plasma en la imagen: La fotografía no puede quedar entregada a los azares de la fantasía individual y, por mediación del ethos – interiorización de regularidades objetivas y corrientes, el grupo subordina esta práctica a la regla colectiva, de modo que la fotografía más insignificante expresa, además de las intenciones explícitas de quien la ha tomado, el sistema de esquemas de percepción de pensamiento y de apreciación común a todo un grupo” (Bourdieu, 1979).


7. Bibliografía

  •  Augé, M. No lugares: Espacios de anonimato en la supermodernidad. Barcelona: Gedisa. (1992).
  • Augé, M. La puesta en escena del mundo. En Talleres de Arte Contemporáneo, 6 de septiembre. (2007).
  • Barthes, R. El efecto de realidad. En VV.AA., Lo verosímil. Comunicaciones. Buenos Aires: Ediciones Tiempo Contemporáneo. (1970).
  • Barthes, R. La cámara lúcida: Nota sobre la fotografía. Barcelona: Paidós. (1980).
  • Becker, H. Propos sur l’Art. París: L’Harmattan. (1999).
  • Benjamin, W. El coleccionismo como forma de memoria. Madrid: Taurus. (1931).
  • Benjamin, W. Sobre la fotografía. Valencia: Pre-Textos. (2004).
  • Berger, J. Mirar. Buenos Aires: De la Flor. (1998).
  • Bourdieu, P. La distinción: Una crítica social del juicio. Madrid: Taurus. (1979).
  • Bourdieu, P. Images d’Algérie. París: Actes Sud. (2003).
  • Christin, O. Comment se représente-t-on le monde social? En Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Nº 154. (2004).
  • Durkheim, E. Les règles de la méthode sociologique. París: PUF. (1987).
  • Freund, G. La fotografía como documento social. Barcelona: Gustavo Gili. (1993).
  • Gómez de la Serna, R. El Rastro. Madrid: Renacimiento. (1915).
  • Kossoy, B. Realidades y ficciones en la fotografía. São Paulo: Ateliê Editorial. (2001).
  • Kossoy, B. Hercule Florence: A descoberta isolada da fotografia no Brasil. São Paulo: EDUSP. (2007).
  • Lahire, B. El espíritu sociológico. Buenos Aires: Manantial. (2006).
  • Löwy, M. Walter Benjamín. Aviso de incendio. México D.F.: Fondo de Cultura Económica. (2002).
  • Mirzoeff, N. Una introducción a la cultura visual. Barcelona: Paidós. (2002).
  • Roland, R. La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía. Barcelona: Paidós. (1998).
  • Sontag, S. Sobre la fotografía. Nueva York: Farrar, Straus and Giroux. (1977).
  • Sontag, S. Ante el dolor de los demás. Madrid: Punto de Lectura. (2004).