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22/12/24

2.3. Origen y evolución de la fotografía: Innovaciones que integraron la imagen en las postales.

 La fotografía es la congelación del tiempo, la captura de un momento efímero que revela la belleza oculta en lo fugaz.»

Walter Benjamin, 

2. LOS ANTECEDENTES

2.1. Contexto económico, social y político: Impacto de la Segunda Revolución Industrial y los cambios sociales.
2.2. Historia del correo: Evolución de los sistemas postales y la creación de la UPU.
2.3. Origen y evolución de la fotografía: Innovaciones que integraron la imagen en las postales.
2.4. Técnicas de impresión: Desde la litografía a la impresión offset.
2.5. Historia del sello postal y comparación con la filatelia: Relación y diferencias con el coleccionismo de sellos.
2.6. Coleccionismo de tarjetas postales: Surgimiento y evolución de la cartofilia.
2.7. Los primeros objetos efímeros: Contexto histórico de los objetos transitorios.
2.8. La fotografía como fuente histórica aplicada a las tarjetas postales: La postal como documento visual y narrativo.


2.3. Origen y evolución de la fotografía:
Innovaciones que integraron la imagen en las postales.


1. Antecedentes

1.1 Imprenta: El poder de la imagen en la difusión del conocimiento
1.2 Cámara oscura: La ciencia de la luz y la imagen
1.3 Química: La alquimia de la luz sobre los materiales
2. Primeros Procedimientos Fotográficos
2.1 Heliografía: La primera imagen permanente
2.2 Daguerrotipo: La revolución fotográfica
2.3 Imágenes en papel:Hippolyte Bayard y sus experimentos
Talbot y el calotipo
2.4 Negativos y Soportes Nuevos:Negativo sobre cristal
Mejoras en el papel: albúmina
Colodión húmedo
Colodión sobre otros soportes
Tarjeta de visita
Placa seca
Negativo sobre celuloide
2.5 Papeles Fotográficos y Soportes:
Papel al bromuro
Soporte neutro
3. Avances en el Siglo XX y Futuro de la Fotografía
3.1 Siglo XX: Innovaciones significativas
3.2 Futuro de la Fotografía: Nuevas tecnologías y tendencias

2.3. Origen y evolución de la fotografía:
Innovaciones que integraron la imagen en las postales.


La fotografía del siglo XIX marcó un cambio profundo en la manera de capturar y entender el mundo, resultado de una combinación de avances técnicos, cambios sociales y demandas culturales. Los desarrollos en óptica y química, como el daguerrotipo de Daguerre y el calotipo de Talbot, hicieron posible la captura y reproducción de imágenes permanentes. Por primera vez, la representación fiel de la realidad era accesible para un público más amplio, respondiendo al deseo de la clase media por documentar su vida y entorno con precisión.


Este nuevo medio emergió en una época de positivismo y realismo, movimientos que valoraban la observación objetiva de la realidad. La fotografía fue percibida como un testigo visual objetivo, y su uso se extendió rápidamente en disciplinas científicas como la medicina, la antropología y la arqueología, que encontraron en ella una herramienta para documentar y estudiar la realidad con precisión. Esta capacidad de registrar el mundo de manera directa y aparentemente neutral era muy valorada en un contexto que buscaba sistematizar y entender el conocimiento desde una base empírica.

Socialmente, la fotografía se benefició del crecimiento de la industrialización, que permitió la producción en masa de cámaras y materiales fotográficos. Esto facilitó que las clases populares, hasta entonces excluidas del acceso a retratos, pudieran obtener representaciones visuales de sí mismas, lo que democratizó el retrato. En las grandes ciudades europeas, empezaron a proliferar estudios fotográficos donde personas de diversas clases sociales podían inmortalizar su imagen a un costo asequible. Así, la fotografía transformó el concepto de memoria personal y familiar, permitiendo conservar y transmitir las propias imágenes a generaciones futuras.

En el ámbito artístico, la fotografía tuvo un impacto notable al desafiar el valor de la obra única y original, principios fundamentales en la cultura artística occidental. Al poder reproducir imágenes de forma exacta y en serie, la fotografía rompió con la idea de que el valor de una obra de arte residía en su carácter irrepetible. Esto abrió el camino para movimientos del siglo XX como el dadaísmo y el surrealismo, que exploraron nuevas formas de creatividad mediante la reproducción, el azar y la interpretación. Pintores como Degas se inspiraron en los encuadres y composiciones fotográficas, adoptando sus perspectivas y creando un lenguaje visual más cercano a la experiencia humana.

En última instancia, la fotografía fue mucho más que un avance técnico; fue una auténtica revolución cultural. Su capacidad para capturar la realidad con precisión y reproducirla masivamente transformó profundamente la manera en que las personas concebían la memoria, la identidad y el arte. Al convertir la representación visual en algo accesible y cotidiano, la fotografía se estableció como un “espejo con memoria” que sigue siendo central en la cultura visual contemporánea, ampliando nuestra percepción de lo real y redefiniendo para siempre la relación entre el individuo y su imagen.


Barcelona 1848. Pla de Palau [Dominio público]

Con el aumento de estudios fotográficos en las ciudades, se formó un mercado en expansión para la fotografía de retratos. Esta accesibilidad al "espejo con memoria" atrajo a personas de diversas clases sociales que podían ahora inmortalizarse en una imagen sin el alto costo de la pintura. No obstante, la masificación tuvo un costo: al volverse una práctica laboral rentable, la calidad técnica y artística de las imágenes decayó, y muchos fotógrafos no poseían formación artística o técnica. Como respuesta, la alta burguesía continuó prefiriendo el retrato pictórico, considerando que la fotografía, por ser mecánica, carecía del prestigio y valor de una obra de arte única.

1. Antecedentes

1.1 Imprenta: El Poder de la Imagen en la Difusión del Conocimiento
El surgimiento de la imprenta en el siglo XV, atribuida a Johannes Gutenberg, transformó la forma de transmitir el conocimiento. Aunque inicialmente se enfocó en la reproducción de textos, la incorporación de grabados e ilustraciones visuales marcó el inicio de una cultura visual en la que la imagen complementaba la información escrita. Estas ilustraciones ayudaban a comunicar ideas complejas, como en los tratados de anatomía y textos científicos, proporcionando un cimiento importante para el desarrollo futuro de la fotografía.

1.2 Cámara Oscura: La Ciencia de la Luz y la Imagen
La cámara oscura, conocida desde la antigüedad, fue clave para la historia de la fotografía. Filósofos como Mo Tzu y Aristóteles ya la mencionaban en el siglo V a.C., al notar cómo un rayo de luz que atraviesa un pequeño agujero proyectaba una imagen invertida. Durante el Renacimiento, Leonardo da Vinci y otros la utilizaron como herramienta para estudiar la perspectiva. En el siglo XVIII, con avances en lentes y espejos, la cámara oscura se perfeccionó, generando una representación clara de la realidad, abriendo el camino hacia la fotografía.

1.3 Química: La Alquimia de la Luz sobre los Materiales
El desarrollo de la fotografía también dependió del avance de la química. Johann Heinrich Schulze, en el siglo XVII, descubrió que las sales de plata se oscurecían al exponerse a la luz. Thomas Wedgwood intentó fijar imágenes utilizando estas reacciones, aunque sin éxito duradero. Estos descubrimientos sentaron las bases para la fijación permanente de imágenes, proceso que más tarde sería logrado por pioneros como Niépce.

2. Primeros Procedimientos Fotográficos

2.1 Heliografía: La Primera Imagen Permanente
Joseph Nicéphore Niépce logró capturar la primera imagen permanente en 1826 mediante un proceso llamado heliografía, utilizando una placa de peltre cubierta con betún de Judea. Aunque la imagen resultante era tenue, este avance fue significativo para el desarrollo de la fotografía, y su colaboración con Daguerre llevaría al desarrollo del daguerrotipo.

2.2 Daguerrotipo: La Revolución Fotográfica
En 1839, Louis Daguerre presentó el daguerrotipo, un proceso que utilizaba una placa de cobre recubierta de plata y vapores de yodo para capturar imágenes detalladas. Aunque los daguerrotipos eran únicos y no podían reproducirse, su calidad y nivel de detalle los hicieron comercialmente viables, dando lugar a una industria de retratos. Los daguerrotipos se guardaban en cajas de madera y eran tratados como objetos preciosos debido a su fragilidad.

2.3 Imágenes en Papel

Hippolyte Bayard y Sus Experimentos
Hippolyte Bayard fue uno de los primeros en producir imágenes positivas sobre papel en 1840. Aunque el proceso era menos detallado que el daguerrotipo, representó un paso hacia una fotografía más accesible. Lamentablemente, Bayard no tuvo el reconocimiento de contemporáneos como Daguerre, y su técnica fue pronto reemplazada por el calotipo de Talbot.

Talbot y el Calotipo
William Henry Fox Talbot desarrolló el calotipo en 1840, un proceso que utilizaba negativos en papel para hacer copias múltiples. Aunque menos detallado que el daguerrotipo, el calotipo permitía reproducir imágenes en masa. Talbot empleaba papel recubierto con nitrato de plata y yoduro potásico, y las copias resultantes ofrecían una calidad visual más suave democratizando la fotografía.

2.4 Negativos y Soportes Nuevos

Negativo sobre Cristal
Abel Niépce de Saint-Victor, en 1847, introdujo el uso de cristal como soporte para negativos, utilizando albúmina como adhesivo. Esto mejoró la nitidez de las imágenes, pero la técnica enfrentó dificultades de patente y fue desplazada por el colodión húmedo.

Mejoras en el Papel: Albúmina
El uso de albúmina permitió obtener imágenes en papel más nítidas y brillantes. Este proceso, que consistía en aplicar claras de huevo sobre el papel, mejoró la calidad de las copias y permitió una mayor profundidad tonal, convirtiéndose en el estándar durante casi treinta años.

Colodión Húmedo
El colodión húmedo, desarrollado en 1851, permitía obtener imágenes de alta calidad y nitidez al aplicar una solución de celulosa nítrica sobre una placa de vidrio. Aunque requería que la placa se utilizara mientras aún estaba húmeda, la calidad de las imágenes superaba a la de técnicas anteriores, convirtiéndose en el estándar fotográfico hasta bien entrado el siglo XX.

Colodión sobre Otros Soportes
El colodión también se aplicó sobre otros materiales, como metal y esmalte, permitiendo la creación de objetos fotográficos únicos, incluyendo medallones y retratos en placas de metal, utilizados a menudo como recuerdos en tumbas.

2.5 Papeles Fotográficos y Soportes
El desarrollo de papeles fotográficos, como el papel al bromuro, mejoró la sensibilidad y calidad de las imágenes. El soporte neutro también se introdujo para mejorar la estabilidad de las copias, ayudando a preservar las fotografías por más tiempo.

3. Avances en el Siglo XX y Futuro de la Fotografía

3.1 Siglo XX: Innovaciones Significativas
El siglo XX trajo importantes innovaciones a la fotografía, como la introducción del negativo de celuloide, que reemplazó al vidrio y permitió el desarrollo de cámaras más ligeras y portátiles. Además, se popularizaron las tarjetas de visita y las placas secas, que facilitaban la manipulación y el transporte de las imágenes.

3.2 Futuro de la Fotografía: Nuevas Tecnologías y Tendencias
Con el avance de la tecnología digital, la fotografía ha seguido evolucionando. La posibilidad de manipular y compartir imágenes de forma inmediata ha transformado el papel de la fotografía en la sociedad, convirtiéndola en una herramienta omnipresente en la comunicación contemporánea. Las nuevas tendencias apuntan hacia la inteligencia artificial y la realidad aumentada como las próximas fronteras en la evolución fotográfica



2.3. Origen y evolución de la fotografía:
Innovaciones que integraron la imagen en las postales.


1. Antecedentes

  • 1.1 Imprenta: El poder de la imagen en la difusión del conocimiento
  • 1.2 Cámara oscura: La ciencia de la luz y la imagen
  • 1.3 Química: La alquimia de la luz sobre los materiales

2. Primeros Procedimientos Fotográficos

  • 2.1 Heliografía: La primera imagen permanente
  • 2.2 Daguerrotipo: La revolución fotográfica
  • 2.3 Imágenes en papel:
    • Hippolyte Bayard y sus experimentos
    • Talbot y el calotipo
  • 2.4 Negativos y Soportes Nuevos:
    • Negativo sobre cristal
    • Mejoras en el papel: albúmina
    • Colodión húmedo
    • Colodión sobre otros soportes
    • Tarjeta de visita
    • Placa seca
    • Negativo sobre celuloide
  • 2.5 Papeles Fotográficos y Soportes:
    • Papel al bromuro
    • Soporte neutro

3. Avances en el Siglo XX y Futuro de la Fotografía

  • 3.1 Siglo XX: Innovaciones significativas
  • 3.2 Futuro de la Fotografía: Nuevas tecnologías y tendencias

1. Antecedentes

  • 1.1 Imprenta: El poder de la imagen en la difusión del conocimiento
El nacimiento de la imprenta en el siglo XV, atribuida a Johannes Gutenberg, supuso una revolución en la forma en que la humanidad compartía el conocimiento. Si bien su función principal era la reproducción de textos, los grabados e ilustraciones que acompañaban a los libros ayudaron a formar una cultura visual que permitía a los lectores no solo consumir información escrita, sino también representaciones visuales. La integración de imágenes en libros permitió la comunicación de conceptos complejos, como en las ilustraciones científicas o los tratados sobre anatomía, que eran esenciales para el avance de la ciencia. De este modo, la imprenta ayudó a fomentar un entorno en el que la imagen y la palabra convivían de forma cada vez más estrecha, proporcionando las bases para la futura creación de la fotografía.

  • 1.2 Cámara oscura: La ciencia de la luz y la imagen
La cámara oscura, uno de los precursores más importantes de la fotografía, fue utilizada por primera vez por filósofos y científicos de la Antigüedad. En el siglo V a.C., el pensador chino Mo Tzu observó que, si un rayo de luz pasaba a través de un pequeño agujero en una pared oscura, la imagen proyectada en el interior era una representación invertida del objeto frente al agujero. Esta observación fue clave para comprender la proyección de imágenes, un concepto que más tarde se exploraría profundamente en el campo de la óptica. Aristóteles y otros científicos árabes como Ibn al-Haytham (Alhazen) en el siglo XI también hicieron importantes contribuciones a la comprensión de la cámara oscura.

Durante el Renacimiento, figuras como Leonardo da Vinci no solo teorizaron sobre la cámara oscura, sino que también la utilizaron como herramienta para estudiar la perspectiva en el arte y la ciencia. Con el tiempo, el dispositivo se perfeccionó, convirtiéndose en una herramienta útil para artistas y científicos que querían representar imágenes de la naturaleza con mayor precisión. Fue a lo largo del siglo XVIII, con los avances en el diseño de lentes y espejos, cuando la cámara oscura alcanzó su máximo potencial, permitiendo representaciones más claras y detalladas de la realidad. A medida que se mejoraban los materiales ópticos, se aproximaban más a lo que se conocería como una cámara fotográfica, creando una demanda de técnicas para fijar estas imágenes proyectadas.

  • 1.3 Química: La alquimia de la luz sobre los materiales

La química fue una de las áreas que más contribuyó al desarrollo de la fotografía. A principios del siglo XVII, científicos como Johann Heinrich Schulze descubrieron que ciertas sustancias, como las sales de plata, se oscurecían cuando eran expuestas a la luz. Este fenómeno, conocido como sensibilidad a la luz, se convirtió en un pilar fundamental para los experimentos que condujeron a la creación de imágenes fotográficas. Aunque estos primeros experimentos no produjeron imágenes permanentes, demostraron la posibilidad de crear imágenes a partir de la luz.

Thomas Wedgwood, a principios del siglo XIX, intentó utilizar estas reacciones químicas para crear imágenes, pero su trabajo no dio lugar a una fotografía duradera. Sin embargo, su esfuerzo fue crucial, ya que sentó las bases para posteriores investigaciones. La química detrás de la sensibilidad a la luz se profundizó con el tiempo, lo que permitió que se desarrollaran procesos para fijar imágenes de forma más permanente. Así, la química no solo proporcionó los materiales necesarios, sino que también ayudó a formular los procesos que más tarde se perfeccionarían en los primeros procedimientos fotográficos.

Los Primeros Procedimientos Fotográficos

  • 2.1 Heliografía: La primera imagen permanente.

El verdadero nacimiento de la fotografía se produjo en la década de 1820 con el trabajo de Joseph Nicéphore Niépce, un inventor francés. En 1826, logró capturar la primera fotografía permanente utilizando un proceso que él llamó heliografía. Para ello, cubrió una placa de peltre con betún de Judea, una sustancia fotosensible, y la expuso a la luz durante varias horas. El resultado fue una imagen de la vista desde la ventana de su estudio, que, aunque extremadamente tenue y poco detallada, fue la primera imagen conocida que no se desvanecía con el tiempo.


Niépce exploró distintos soportes como la piedra, el papel y el cristal, pero se decidió por la plancha metálica, ya que permitía replicar la imagen mediante técnicas de grabado. Su colaboración con Louis Daguerre dio paso al desarrollo del daguerrotipo, aunque este último se benefició de las investigaciones previas de Niépce y, gracias a su ubicación en París y contactos, obtuvo mayor reconocimiento. Sin embargo, Niépce sentó los principios básicos de la fotografía y abrió el camino a la reproducción de imágenes, marcando el inicio de una era visual que sería perfeccionada por otros inventores en las décadas siguientes

  • 2.2 Daguerrotipo: La revolución fotográfica

El daguerrotipo, inventado por Louis Jacques Mandé Daguerre en 1839, supuso una revolución en la fotografía. Este proceso usaba una placa de cobre recubierta de plata, la cual se exponía a vapores de yodo para hacerla sensible a la luz. Luego, la placa se exponía a la luz durante unos minutos para crear una imagen negativa, que se revelaba con mercurio. Las imágenes resultantes eran notablemente nítidas y detalladas, lo que representaba un gran avance respecto a las primeras imágenes producidas por Niépce.

Aunque el daguerrotipo producía imágenes únicas que no podían reproducirse, esta capacidad de capturar imágenes con tal detalle en tiempos relativamente cortos (comparado con la heliografía) lo hizo comercialmente viable. Fue la primera forma de fotografía que se comercializó ampliamente, permitiendo a las personas obtener retratos e imágenes de manera más accesible que con métodos anteriores. Sin embargo, el proceso era costoso, laborioso y solo producía una imagen, lo que limitaba su democratización.

Los daguerrotipos se presentaban en pequeñas cajas de madera, cuidadosamente ensambladas para proteger la delicada superficie plateada de la plancha. La tapa interior, cubierta de terciopelo negro, creaba el fondo oscuro necesario para que las sombras reflejaran adecuadamente y dieran a la imagen una apariencia positiva. Esta disposición permitía que la imagen adquiriera un sutil efecto tridimensional y un aspecto casi mágico cuando se veía en el ángulo correcto.


La fragilidad del daguerrotipo y el hecho de que cada imagen era única hicieron de estos objetos pequeñas joyas visuales que debían ser manipuladas con respeto y delicadeza.

La popularidad de esta técnica contribuyó a la expansión del retrato fotográfico, un servicio muy demandado en la sociedad del siglo XIX. Los daguerrotipos capturaban con gran realismo los rasgos de personas y paisajes, algo que fascinaba al público y dio inicio a una industria fotográfica comercial.

El éxito del daguerrotipo no solo impulsó el desarrollo de la fotografía, sino que introdujo el concepto de la imagen como objeto físico que no solo era visual, sino también táctil. Con esta técnica, la fotografía se integró en la vida cotidiana y artística de la época, contribuyendo a un cambio de percepción sobre la imagen y el retrato, ya no idealizado como en la pintura, sino tangible y fidedigno, dando un carácter accesible y real a la representación visual del mundo.

  • 2.3 Imágenes en papel:

  • Hippolyte Bayard y sus experimentos

Hippolyte Bayard fue uno de los primeros en experimentar con la fotografía en papel, desarrollando un método en 1840 que generaba imágenes positivas directamente sobre este soporte. A diferencia del daguerrotipo de Daguerre, que requería complejos mecanismos para visualizar la imagen correctamente, el proceso de Bayard permitía ver la imagen positiva en el papel sin necesidad de trucos ópticos. Este avance representaba un paso hacia la fotografía accesible, al reducir el coste de los materiales y ofrecer un soporte más ligero y fácil de manipular.

Sin embargo, la técnica de Bayard presentaba limitaciones. Su método era menos sensible a la luz, lo que requería exposiciones largas y resultaba en imágenes de menor calidad y definición en comparación con el daguerrotipo. Además, Bayard no tuvo éxito en promocionar su invención y no recibió el respaldo institucional ni la notoriedad de otros como Daguerre François Arago, el influyente científico-político que respaldó a Daguerre ante la Academia de Ciencias de París, intentó deliberadamente suprimir las investigaciones y desarrollos de Hippolyte Bayard para no eclipsar la fama de Daguerre. A pesar de su innovación, su proceso fue rápidamente desplazado por el calotipo de William Henry Fox Talbot, que, al emplear negativos, permitía la reproducción en serie de las imágenes.

  • Talbot y el calotipo

William Henry Fox Talbot hizo una contribución decisiva a la fotografía en 1840 al crear el calotipo, un método que, a diferencia de los anteriores, utilizaba un negativo en papel para hacer múltiples copias positivas. Este avance, aunque con menos detalle que el daguerrotipo, era fundamental por su capacidad de reproducción, lo cual hizo la fotografía más accesible y permitió su difusión en una escala sin precedentes.

El calotipo de Talbot empleaba papel recubierto de nitrato de plata y yoduro potásico para sensibilizarlo a la luz, seguido de un revelado con ácido gálico y fijación mediante hiposulfito, una técnica desarrollada por Sir John Herschel. Una vez expuesto, el negativo se recubría de cera para volverlo semitransparente, y mediante contacto directo se lograban copias en papel salado, que también se preparaba con soluciones de sal y nitrato de plata. Estas copias adquirían una gama de tonos que podía variar desde cálidos hasta fríos o rojizos, dependiendo de los químicos y técnicas aplicadas, lo que aportaba una gran variedad estética a las imágenes.

William Henry Fox Talbot - Dibujo fotogénico de una planta.  [Dominio público]

Una de las ventajas del calotipo frente al daguerrotipo era su textura. Mientras que el daguerrotipo mostraba detalles precisos, el calotipo ofrecía una calidad visual más suave, con detalles integrados en la textura del papel.

El impacto del calotipo fue profundo: además de ofrecer una alternativa estética al daguerrotipo, promovió la fotografía como un medio accesible para muchos, gracias a su capacidad de reproducción. Este sistema negativo-positivo sería la base de todos los desarrollos futuros en la fotografía, permitiendo que la imagen capturada fuera reproducible en masa y, por ende, accesible para un público más amplio. Así, el calotipo no solo contribuyó técnicamente al progreso de la fotografía, sino que abrió el camino para su democratización, permitiendo a artistas, científicos y ciudadanos comunes acceder a un nuevo medio visual que influiría en el arte y en la sociedad en general.

  • 2.4 Negativos y Soportes Nuevos:
  • Negativo sobre cristal

En 1847, Abel Niépce de Saint-Victor, pariente del pionero de la fotografía Joseph Nicéphore Niépce, introdujo el uso del cristal como soporte para negativos fotográficos, marcando un importante avance en la calidad y nitidez de las imágenes. Su innovación radicaba en aplicar una emulsión de albúmina (claras de huevo), que servía como adhesivo para los químicos fotosensibles sobre el cristal, ofreciendo una transparencia prácticamente total y eliminando la textura que solía interferir en la claridad de las imágenes al usar papel. Esta nueva transparencia permitía obtener imágenes más finas y detalladas, sin las modulaciones del papel, acercando la fotografía al ideal de capturar la escena con la mayor fidelidad posible.

La técnica exigía una gran precisión en el proceso, como la selección de claras de huevo de gallinas viejas, cuya albúmina era más fina y mejor para adherirse al cristal. Además, el vidrio debía estar absolutamente limpio y exento de burbujas o polvo, ya que cualquier imperfección afectaría la imagen final. Los negativos preparados con esta emulsión podían conservarse indefinidamente, pero una vez sensibilizados, debían utilizarse en un plazo de quince días.

Aunque el uso del cristal no supuso un cambio en el método de copiado final, representó un cambio fundamental en el proceso de generación de positivos, pues la imagen ya no dependía de la textura del papel. Esta mejora en la nitidez y calidad de la imagen impulsó el desarrollo de la fotografía hacia procesos que buscaban una transparencia absoluta, lo cual definiría la práctica fotográfica en el futuro. Sin embargo, la técnica de negativos sobre cristal enfrentó dificultades para expandirse debido a problemas de patentes y fue pronto superada por el proceso de colodión húmedo, que ofrecía ventajas similares y se convirtió en el estándar hasta bien entrado el siglo XX.

  • Mejoras en el papel: albúmina

La innovación del papel albuminado, que surgió a partir del uso de albúmina (claras de huevo) en la fotografía, representó un gran avance en la calidad de las copias fotográficas, particularmente en términos de brillo y definición. Este proceso consistía en aplicar una capa de albúmina sobre el papel, lo que mejoraba significativamente la textura y apariencia de las imágenes. A diferencia del papel salado, que era mate, el papel albuminado podía tener una superficie brillante que separaba la emulsión del soporte, evitando que la textura del papel interfiriera con la imagen. Esto no solo mejoraba la nitidez, sino que también incrementaba la profundidad tonal, especialmente en las sombras, lo que proporcionaba un rango tonal más amplio y un contraste más marcado.

A medida que avanzaba la técnica, los primeros papeles albuminados de superficie mate fueron reemplazados por papeles con un acabado brillante, que permitió a los impresores fotográficos obtener detalles mucho más finos y nítidos, especialmente cuando se usaban negativos de vidrio. Este brillo realzaba los detalles de las sombras y las áreas iluminadas, dando una sensación de mayor profundidad y sutileza que antes no se lograba con otros métodos. Además, los papeles albuminados podían presentar una gama de tonos que variaba desde marrón rojizo hasta gris azulado, dependiendo del proceso de tonificación y la conservación química de la impresión.

La aplicación de la albúmina no solo mejoró la calidad estética de las copias fotográficas, sino que también permitió que las emulsiones fueran más sensibles a la luz, lo que incrementó la velocidad y la facilidad de exposición. Esto resultó en imágenes más detalladas y con una representación más fiel de la escena original, a diferencia de los procedimientos previos, como el calotipo, que producían imágenes más gráficas y menos precisas. Aunque el proceso de la albúmina parece una mejora técnica menor, en realidad marcó un paso importante en la evolución de la fotografía, llevando las copias en papel hacia una representación más realista, detallada y rica en matices tonales. Este avance permitió que la fotografía se utilizara de manera más amplia en estudios de retrato, paisajes y arquitectura, donde la claridad y el detalle eran cruciales. La albúmina fue el soporte estándar durante casi treinta años y se convirtió en una técnica utilizada por estudios de retrato y en la producción de fotografías de paisajes y arquitectura.

  • Colodión húmedo

El proceso de colodión húmedo, desarrollado por Gustave Le Gray en 1849 y perfeccionado por Frederick Scott Archer en 1851, marcó un avance crucial en la historia de la fotografía, permitiendo una calidad sin precedentes en las imágenes. Este método consistía en aplicar una capa de colodión, una solución a base de celulosa nítrica disuelta en alcohol, sobre una placa de vidrio. Luego, se añadía yoduro de plata, convirtiéndola en una emulsión sensible a la luz. Para lograr la exposición, la placa debía mantenerse húmeda, lo que significaba que el fotógrafo tenía que preparar la emulsión en el lugar de la toma, justo antes de la exposición.


La técnica de colodión húmedo exigía rapidez y precisión. El fotógrafo debía recubrir la placa de vidrio con el colodión y yoduro de plata, sumergirla en un baño de plata para sensibilizarla y luego colocarla en un chasis para evitar que el colodión se derramara. Todo esto debía hacerse a oscuras o en condiciones de poca luz, y la placa debía exponerse mientras todavía estaba húmeda, lo que significaba que el proceso debía ser extremadamente rápido para evitar que la emulsión se secara. Esta necesidad de preparación inmediata limitaba el uso del colodión húmedo en exteriores, ya que era difícil transportarlo y prepararlo en lugares remotos sin el equipo adecuado.

A pesar de su complejidad y las dificultades de su manejo, el colodión húmedo ofreció numerosas ventajas que lo hicieron popular. Permitió obtener imágenes de mayor sensibilidad, definición y contraste, con una mayor riqueza tonal que otros métodos previos, como el calotipo. La calidad de las copias obtenidas con colodión húmedo era superior, con un mayor detalle, especialmente en las sombras, y un contraste más nítido. Además, a pesar de las complicaciones en la preparación, el proceso se consideraba más predecible y más rápido que otros métodos de la época.

La adopción generalizada del colodión húmedo en la fotografía reflejó la búsqueda de los fotógrafos por obtener imágenes más detalladas y de mejor calidad, a la vez que satisfacía la demanda de rapidez y eficiencia. Aunque los fotógrafos debían transportar equipos pesados, como vagones con material fotográfico y tiendas para preparar las emulsiones, el colodión húmedo se convirtió en el estándar fotográfico. Este avance permitió la producción de copias más detalladas y abrió el camino a nuevas formas fotográficas, a pesar de sus inconvenientes logísticos.

  • Colodión sobre otros soportes

El colodión, al principio utilizado principalmente sobre placas de vidrio, experimentó una notable adaptación hacia otros soportes con el tiempo, lo que permitió que la fotografía se expandiera más allá de los límites establecidos inicialmente. Esta técnica demostró ser lo suficientemente versátil para ser aplicada a superficies más accesibles y diversas, como el metal y el esmalte, lo que permitió la creación de objetos fotográficos únicos. Este cambio en el soporte expandió las posibilidades comerciales de la fotografía, haciendo que esta fuera accesible a un público más amplio, no solo en términos de costos, sino también en cuanto a la variedad de objetos que podían contener imágenes fotográficas.

Placas de Cristal


Uno de los avances más significativos fue el uso del colodión sobre materiales cotidianos, como tazas, platos y ceniceros, que fueron utilizados como soportes para retratos o vistas de lugares célebres. Este tipo de objetos fotográficos, aunque hoy en día no tan populares, ofrecían una experiencia visual única, pues la fotografía aparecía de manera visible sobre la superficie del objeto, contrastando con los adornos tradicionales, como los esmaltes de colores. La combinación de la fotografía aplicada sobre el objeto y su apariencia decorativa otorgaba a las piezas una dualidad visual. A diferencia de las impresiones fotográficas modernas, que presentan un acabado homogéneo y uniforme, estos objetos mostraban una mezcla de elementos, lo que les confería una personalidad única.

Un ejemplo destacado de esta evolución fue el uso del colodión para crear medallones y retratos de personas fallecidas. Este proceso se popularizó a mediados del siglo XIX y consistía en transferir los retratos fotográficos a placas metálicas esmaltadas. Una vez transferida la imagen, la placa era coloreada a mano y cocida, lo que garantizaba una durabilidad excepcional en comparación con las fotografías sobre papel. Este tipo de retratos fotográficos, debido a su resistencia, se colocaron frecuentemente sobre las tumbas de los difuntos, convirtiéndose en una manera de inmortalizar la imagen de los muertos. Esta práctica no solo tenía una fuerte connotación cultural, sino que también respondía a una necesidad de conservación duradera, dada la fragilidad del papel fotográfico. Los medallones y placas metálicas fueron comunes en los cementerios, permitiendo que muchos de estos objetos se conservaran a lo largo del tiempo, frente a la inevitable descomposición de las fotografías en papel. Este uso particular del colodión fue significativo, no solo por su valor estético, sino también por su componente emocional y simbólico al representar la inmortalización de la imagen de los seres queridos fallecidos.

Con el fin de imitar la estética del daguerrotipo, que era conocida por su brillantez y alta calidad, el colodión se adaptó a nuevas técnicas que ofrecían una reproducción similar a la de esta primera técnica fotográfica popular. El daguerrotipo, aunque innovador, era costoso y complejo de producir, lo que limitaba su accesibilidad. A través de procesos como el ambrotipo y el ferrotipo, los fotógrafos pudieron imitar las características del daguerrotipo de manera más económica y accesible. El ambrotipo consistía en utilizar el colodión sobre cristal, donde el negativo del colodión se convertía en una imagen positiva cuando se colocaba un fondo oscuro detrás del cristal, creando un efecto visual muy similar al del daguerrotipo. Este proceso, patentado en 1854 por James Ambrose Cutting, se popularizó rápidamente debido a su menor costo y la apariencia similar a la del daguerrotipo, lo que lo hacía una alternativa atractiva.

El ambrotipo también se presentó en cajas decoradas o marcos ornamentales, lo que otorgaba al objeto una carga simbólica y un valor emocional al ser considerado un retrato más íntimo, ideal para la contemplación personal. Aunque su costo era más bajo, las características de las imágenes, especialmente su brillo, lograban emular al daguerrotipo, convirtiéndolo en una opción accesible para un público más amplio.

El ferrotipo, o tintype, fue otra técnica que utilizaba el colodión, pero en este caso sobre una plancha de hojalata pintada de negro, lo que confería a la imagen un aspecto similar al del ambrotipo, pero con una mayor durabilidad y resistencia al daño. Esta cualidad lo hizo ideal para el envío de retratos a distancia, especialmente durante la Guerra Civil de Estados Unidos, donde los fotógrafos itinerantes tomaban fotos de soldados en sus campamentos. La portabilidad y la resistencia del ferrotipo lo hicieron popular, ya que podía ser transportado fácilmente sin el riesgo de roturas, algo que no ocurría con las frágiles placas de cristal del ambrotipo.

Ambrotipo y ferrotipo son claros ejemplos de cómo las características técnicas de un proceso fotográfico y el soporte elegido influían directamente en el tipo de objeto fotográfico que surgía, creando una nueva forma de arte accesible a una mayor población. Aunque estos objetos no alcanzaron el nivel de detalle del daguerrotipo, su estética rústica y la particularidad de los materiales hicieron que tuvieran un encanto especial que los convirtió en una forma de arte popular ampliamente adoptada.

En conclusión, el uso del colodión sobre diversos soportes permitió que la fotografía se democratizara, ofreciendo una alternativa accesible tanto en costos como en durabilidad, y abriendo nuevas posibilidades para la creación de objetos fotográficos que respondieran a necesidades culturales, comerciales y simbólicas en una época marcada por el cambio social y la popularización de la fotografía.

  • Tarjeta de visita

La invención de la tarjeta de visita por André-Adolphe-Eugène Disdéri en la década de 1850 marcó un hito fundamental en la historia de la fotografía, pues permitió que el medio se democratizara de manera significativa, haciendo posible que más personas tuvieran acceso a retratos fotográficos pequeños y asequibles. Esta invención no solo transformó el mercado de la fotografía, sino que también tuvo un impacto notable en la sociedad de la época, estableciendo nuevas formas de interacción social y comunicación visual.

Antes de la aparición de la tarjeta de visita, la fotografía era un lujo reservado principalmente a las clases altas, pues los procedimientos como el daguerrotipo eran costosos y complejos. Sin embargo, la técnica del colodión húmedo, que se utilizaba para crear negativos, se mostró como una opción más accesible, y combinada con el papel albuminado, permitió la producción masiva de imágenes de calidad a un costo mucho más bajo. El verdadero cambio se produjo cuando Disdéri ideó un sistema de cámaras con múltiples lentes, lo que le permitió crear varias fotografías en un solo negativo. Esto facilitó la creación de múltiples copias rápidamente, lo que abarataría los costos de producción.

El resultado fue una fotografía en miniatura que podía ser montada sobre un trozo de cartón del tamaño de una tarjeta de presentación, lo que dio lugar al formato conocido como "carte de visite". Las primeras tarjetas de visita creadas por Disdéri se vendían por tan solo cinco francos, lo que representaba la mitad del costo de un retrato tradicional en daguerrotipo. Esto permitió que la fotografía fuera accesible a un público mucho más amplio, especialmente a las clases medias y bajas, que hasta entonces no podían permitirse el lujo de tener un retrato fotográfico. A través de esta invención, la fotografía pasó de ser un arte exclusivo y costoso a convertirse en un producto accesible que permitió a muchos tener una representación visual de sí mismos.

La popularidad de la tarjeta de visita fue inmediata, y pronto se convirtió en una moda social. La gente comenzó a intercambiar estas tarjetas como parte de las normas de cortesía, de manera similar a como hoy se intercambian las tarjetas de presentación en ambientes profesionales. Las tarjetas se convirtieron en un símbolo de estatus social, y muchos individuos comenzaron a usar las imágenes en sus tarjetas no solo para documentar su apariencia, sino también para afirmar su identidad y posición en la sociedad. Además de los retratos de personas, las tarjetas de visita también comenzaron a incluir imágenes de lugares famosos, políticos, celebridades y eventos históricos, lo que dio lugar a un mercado en expansión para el coleccionismo de estas imágenes. En los años siguientes, personajes célebres como el Príncipe Alberto o el Mayor Robert Anderson fueron inmortalizados en tarjetas de visita, y las ventas de estas imágenes fueron masivas. De hecho, se sabe que más de 70,000 tarjetas del retrato del Príncipe Alberto fueron vendidas en la semana posterior a su muerte.

Este fenómeno se conoció como "cartomanía" y rápidamente alcanzó una gran popularidad, especialmente en países como Francia y Estados Unidos, donde las imágenes fotográficas comenzaron a circular en una escala mucho mayor. Los fotógrafos de la época comenzaron a ver las tarjetas de visita como una forma de publicitarse y atraer nuevos clientes. Esto no solo contribuyó al auge de la fotografía como negocio, sino que también hizo que la imagen fotográfica se convirtiera en una parte esencial de la cultura popular de la época.

La estética de las tarjetas de visita también jugó un papel crucial en su éxito. Aunque la imagen fotográfica en sí misma estaba impresa en papel albuminado para garantizar su brillo y durabilidad, el marco que rodeaba la fotografía era una parte integral del diseño. Los marcos eran comúnmente hechos de cartulina y a menudo presentaban detalles decorativos que emulaban el estilo de las bellas artes, tales como columnas, cortinas, y orlas. Este diseño no solo embellecía la fotografía, sino que también le confería un valor simbólico, conectando la imagen con las tradiciones artísticas y ayudando a elevar la fotografía a la categoría de arte. Los marcos también servían como espacio para que los fotógrafos incluyeran su firma o logo, funcionando como una forma de publicidad para atraer a nuevos clientes.

El costo relativamente bajo de las tarjetas de visita, combinado con la facilidad de transporte y almacenamiento, permitió que las imágenes se comercializaran y se intercambiaran masivamente, y muchas personas comenzaron a coleccionarlas en álbumes especiales. La popularidad de las tarjetas de visita también impulsó el coleccionismo fotográfico como una nueva forma de ocio cultural, con álbumes llenos de imágenes de celebridades, políticos, y eventos importantes de la época.

A lo largo de las décadas siguientes, el mercado de las tarjetas de visita continuó expandiéndose, y la fotografía se consolidó como un medio de comunicación masiva, con un impacto duradero en la sociedad. Las tarjetas de visita no solo ayudaron a popularizar la fotografía, sino que también marcaron un antes y un después en cómo se difundían y se consumían las imágenes. Su accesibilidad y el auge de la publicidad visual ayudaron a cimentar el papel de la fotografía en el mundo moderno y crearon las bases para el desarrollo de otras formas de fotografía comercial, como la foto de prensa, las postales fotográficas, y otros tipos de medios masivos que se consolidarían en el siglo XX.

De este modo, la tarjeta de visita no solo facilitó el acceso a la fotografía como medio artístico y documental, sino que también se convirtió en un fenómeno cultural de gran magnitud, proporcionando un medio accesible y práctico para la difusión de la imagen personal y colectiva, que afectó profundamente la manera en que las personas se relacionaban con la fotografía y con la representación visual en la sociedad de la época

  • Placa seca

La introducción de la placa seca a finales del siglo XIX representó un gran avance al permitir que los fotógrafos trabajaran sin la urgencia del colodión húmedo. Las placas secas ya venían preparadas y permitían un proceso mucho más eficiente y flexible, facilitando el trabajo en exteriores y haciendo posible la fotografía amateur. La introducción de la placa seca a finales del siglo XIX marcó un hito trascendental en la historia de la fotografía, ya que resolvía las complejidades inherentes al proceso del colodión húmedo, que requería un trabajo rápido y laborioso. El colodión húmedo, a pesar de sus avances y la calidad de las imágenes que producía, presentaba una serie de desafíos logísticos, principalmente la necesidad de preparar las placas justo antes de cada exposición y la incapacidad para trabajar en lugares alejados de los estudios fotográficos. Así, la búsqueda de una alternativa más eficiente y flexible fue una prioridad para los fotógrafos de la época.

El principal obstáculo para la creación de una placa seca efectiva radicaba en la necesidad de mantener una alta sensibilidad para que las imágenes pudieran ser claras y detalladas. Aunque algunas alternativas como el colodión seco de Russell, que incorporaba tanino, fueron intentadas, la sensibilidad del material era insuficiente para cumplir con los estándares de calidad fotográfica que se buscaban. Fue en 1871 cuando el fotógrafo y químico Richard Leach Maddox desarrolló la emulsión de gelatina-bromuro, una técnica clave que resolvería los problemas de sensibilidad y estableció las bases de los procedimientos fotográficos modernos.

El método de Maddox utilizaba gelatina como sustrato seco, junto con una emulsión de bromuro de cadmio y nitrato de plata. Sin embargo, a pesar de su innovación, las primeras placas secas seguían siendo relativamente poco sensibles a la luz. La clave para mejorar la calidad de estas placas fue descubierta en 1874 por Charles E. Bennet, quien descubrió que al someter las placas a un proceso de maduración, es decir, dejándolas reposar a una temperatura constante de 32°C, la sensibilidad del material aumentaba considerablemente. Este descubrimiento revolucionó la fotografía, pues permitió que las placas secas fueran más prácticas y eficaces, allanando el camino para su comercialización en masa.

La comercialización de las placas secas tuvo un impacto inmediato en el mundo de la fotografía. En primer lugar, eliminó las complicaciones del colodión húmedo, como el transporte de líquidos y la necesidad de preparar las placas en el lugar de la toma. Esto abrió nuevas posibilidades para la fotografía de exteriores, un tipo de fotografía que anteriormente solo se podía hacer con grandes dificultades. Los fotógrafos ya no estaban limitados a trabajar en estudios y podían llevar sus cámaras a cualquier parte, lo que facilitó la captura de escenas en paisajes naturales o en contextos urbanos.

Además, la mejora continua de la sensibilidad de las placas secas abrió nuevas fronteras para la fotografía. A medida que las placas secas se volvían más sensibles, comenzaron a posibilitar la instantánea, es decir, la capacidad de capturar imágenes de exposición breve sin tener que hacer largas preparaciones. Esta capacidad revolucionó el tipo de imágenes que podían ser tomadas, permitiendo registrar momentos espontáneos, algo que era muy difícil con las técnicas anteriores. La instantaneidad se convirtió en una característica esencial de la fotografía moderna, lo que permitió capturar escenas de la vida cotidiana y de eventos sin la necesidad de una preparación previa.

Otra innovación importante fue el desarrollo de materiales fotográficos con diferentes sensibilidades a los colores. Se introdujeron las placas ortocromáticas, que eran sensibles a todos los colores excepto el rojo, y poco después, las placas pancromáticas, que podían capturar todo el espectro visible. Estas placas permitieron realizar experimentos científicos, como la fotografía en diferentes longitudes de onda, y abrieron nuevas posibilidades para la fotografía en color, incluso si los primeros procesos completos de color aún no estaban disponibles. Este avance también hizo posible que los fotógrafos comenzaran a trabajar en una gama más amplia de condiciones de luz y colores, lo que incrementó la precisión y el alcance de la fotografía en varios campos.

El impacto de la placa seca en la fotografía fue profundo y duradero, pues transformó la manera en que las imágenes eran tomadas, procesadas y distribuidas. Permitió que la fotografía no solo se convirtiera en una herramienta accesible para los profesionales, sino que también democratizó el acceso a la fotografía, permitiendo que aficionados y amateurs pudieran comenzar a practicar la fotografía sin las restricciones que imponían los procedimientos anteriores. La placa seca sentó las bases para el auge de la fotografía en exteriores, la fotografía amateur y la creación de un mercado masivo para las cámaras y los productos fotográficos, lo que facilitó la expansión de la fotografía en la vida diaria.

A lo largo del siglo XX, el desarrollo y la mejora de la placa seca también permitió la expansión de la fotografía en el mundo científico. Gracias a su portabilidad y eficacia, la fotografía pudo ser utilizada en una gran variedad de campos, desde la documentación histórica hasta la fotografía aérea y la fotografía espacial, lo que contribuyó a una ampliación de la visión humana. Las nuevas técnicas fotográficas no solo cambiaron la forma en que las personas registraban su entorno, sino que también alteraron su percepción de la realidad, al proporcionarles una visión más clara y detallada del mundo que les rodeaba.

En conclusión, la placa seca no solo mejoró la técnica fotográfica, sino que también tuvo repercusiones sociales y culturales significativas. Facilitó la fotografía instantánea, la fotografía en exteriores, y permitió la creación de un universo visual que influiría en las futuras generaciones. Gracias a ella, la fotografía pasó a ser una herramienta accesible y versátil, ampliando las fronteras de la percepción humana y marcando el comienzo de un mundo mediático que se consolidaría a lo largo del siglo XX

  • Negativo sobre celuloide

La invención de las películas de celuloide en la década de 1880, impulsada por George Eastman y su compañía Kodak, transformó la fotografía en un proceso mucho más práctico y accesible. Las películas de celuloide eran flexibles y menos frágiles que las placas de vidrio, lo cual permitió que la fotografía se convirtiera en un pasatiempo popular y masivo. La invención del negativo sobre celuloide en la década de 1880 representó un avance significativo en la historia de la fotografía, impulsado por George Eastman y su compañía Kodak. Este cambio permitió que la fotografía se transformara en un proceso mucho más práctico y accesible, abriendo la puerta a una nueva era en la que la fotografía amateur comenzó a masificarse y a ser parte de la vida cotidiana.

Hasta ese momento, la fotografía se basaba en el uso de placas de vidrio como soporte para los negativos, lo que limitaba su portabilidad, su facilidad de uso y su accesibilidad. Las placas de vidrio eran frágiles, pesadas y difíciles de transportar, lo que hacía que la fotografía fuera un proceso complejo y costoso. La invención de las películas de celuloide, un material flexible, transparente y más duradero que el vidrio, permitió superar estas limitaciones. El celuloide, compuesto inicialmente por celulosa nítrica y alcanfor, y más tarde sustituido por acetato de celulosa, ofrecía una superficie flexible y transparente que no solo reemplazaba a las placas de vidrio, sino que también podía ser fabricado en forma de rollos, lo que representaba una revolución logística.

Este nuevo formato de película flexible permitió que los fotógrafos pudieran tomar una gran cantidad de fotografías sin necesidad de cargar y descargar placas cada vez. En lugar de tener que acceder al interior de la cámara para sustituir una placa, los fotógrafos ahora podían simplemente enrollar una nueva porción de película y continuar tomando fotos. Este avance significaba una mayor comodidad, menos tiempo de espera y una mayor capacidad de captura, lo que facilitaba enormemente el trabajo del fotógrafo.

En 1888, George Eastman fue el primero en comercializar cámaras cargadas con película de celuloide. Estas cámaras permitían que los usuarios tomaran fotografías y luego enviaran el rollo de película a una central de revelado, donde las imágenes se positivaban y la cámara era devuelta al usuario cargada nuevamente con película. Este modelo de negocio revolucionó la forma en que las personas interactuaban con la fotografía y marcó el nacimiento de Kodak, una de las empresas más influyentes en la historia de la fotografía. La famosa campaña publicitaria de Kodak, "Usted apriete el botón, nosotros hacemos el resto", reflejaba la simplicidad del proceso: el fotógrafo aficionado solo tenía que disparar la cámara, sin necesidad de preocuparse por los complicados procedimientos de revelado y procesamiento de las imágenes.

Con la invención de la película de celuloide, la fotografía dejó de ser una actividad exclusiva de los fotógrafos profesionales y se convirtió en un pasatiempo accesible para todos. Se abrió la puerta para que cualquier persona, sin conocimientos técnicos avanzados, pudiera tomar sus propias fotos. Esto significó el nacimiento del fotógrafo aficionado, y la fotografía se democratizó, alcanzando a un público masivo que antes no tenía acceso a ella. Este cambio también tuvo un gran impacto en la fotografía profesional, ya que muchos clientes empezaron a prescindir de los servicios de los fotógrafos para capturar sus propias imágenes. Esto generó una serie de protestas dentro del sector profesional, que se veía amenazado por el auge de la fotografía amateur.

A medida que la fotografía se masificaba, también comenzó a establecerse una estandarización en los materiales y equipos fotográficos. Las cámaras se fabricaban siguiendo unas medidas y especificaciones comunes, lo que permitió a diferentes fabricantes competir en el mercado. De este modo, los materiales sensibles, como las películas y los reveladores, se fabricaron de acuerdo con los estándares de las cámaras disponibles, lo que facilitaba la compra y el uso de equipos fotográficos y aseguraba que el público pudiera elegir entre una variedad de productos similares. Esta estandarización permitió que la industria fotográfica creciera y se expandiera rápidamente, haciendo que la fotografía fuera una parte aún más integral de la vida cotidiana.

El impacto de la película de celuloide fue profundo, ya que no solo facilitó la accesibilidad de la fotografía, sino que también simplificó enormemente el proceso de captura de imágenes. La fotografía se volvió más práctica, económica y democrática, marcando el comienzo de una era en la que la fotografía instantánea se convirtió en una realidad para millones de personas alrededor del mundo. Además, el negativo sobre celuloide permitió un cambio cultural significativo, en el que la fotografía dejó de ser un privilegio reservado para unos pocos y se convirtió en una herramienta accesible para todos, transformando no solo la forma en que las personas capturaban su entorno, sino también cómo se relacionaban con las imágenes y su uso en la sociedad

  • 2.5 Papeles Fotográficos y Soportes:

  • Papel al bromuro

  • El papel al bromuro de plata, introducido en el siglo XIX, ofreció una mayor rapidez y calidad en la impresión de imágenes en blanco y negro. Este tipo de papel fue ampliamente utilizado en laboratorios y estudios, permitiendo una reproducción de fotografías mucho más estable y de alta calidad. El papel al bromuro de plata, introducido hacia 1880, representó un avance fundamental en la historia de la fotografía, especialmente en la impresión de imágenes en blanco y negro. Este tipo de papel permitió una mayor rapidez y calidad en la reproducción de fotografías, convirtiéndose en un material ampliamente utilizado en laboratorios y estudios fotográficos. Su desarrollo mejoró significativamente las características de los papeles fotográficos, ofreciendo una mayor sensibilidad y simplicidad en el proceso de impresión en comparación con el papel aluminado, que era más complejo de usar.

    Placas Secas de gelatino-bromuro

    El papel albuminado, el cual fue utilizado anteriormente, presentaba ciertas ventajas, pero también problemas significativos. Su proceso de fabricación y revelado requería pasos largos y complicados, que incluían la exposición prolongada, y no siempre era adecuado para los avances técnicos de la época. En contraste, el papel al bromuro de plata ofreció una sencillez de empleo, que lo convirtió en un material ideal para aficionados. Este papel utilizaba gelatina como recubrimiento, lo que lo hacía más sensible que el papel albuminado. Además, el proceso de revelado se realizaba con productos químicos para hacer aparecer la imagen, una característica que no estaba presente en el papel albuminado.

    La sensibilidad de este papel mejoró rápidamente, lo que permitió su uso por parte de los profesionales, que, al principio, eran más reacios a adoptarlo. A lo largo del tiempo, los papeles al bromuro evolucionaron, adaptándose mejor a las condiciones de exposición poco controladas de los negativos de los aficionados, y ofreciendo una gran gama de contrastes. Estos papeles también se diversificaron en otras variedades, como los papeles al cloruro, que eran menos sensibles y podían ser manipulados bajo luz ambiente, lo que los hizo aún más atractivos para los fotógrafos amateurs.

    El uso del papel al bromuro de plata supuso un cambio profundo en el aspecto visual y la estandarización de las fotografías. Dado que el papel es el soporte final de la imagen, este tipo de papel permitió una mayor flexibilidad en las opciones de contraste, pudiendo adaptarse a las características del negativo y permitiendo que los fotógrafos seleccionaran imágenes con contrastes suaves o más marcados. Además, los colores podían ser manipulados mediante el uso de viradores, lo que permitía aplicar una tonalidad cálida o fría a las imágenes, y a menudo se empleaba una capa de barita para darle al papel una blancura extrema, que mejoraba la luminosidad de la imagen.

    Uno de los rasgos más significativos de estos papeles era su textura. A diferencia de los papeles utilizados en la pintura o el arte tradicional, que eran apreciados por su carácter artístico y su textura única, los papeles fotográficos al bromuro buscaban un acabado liso y neutro, sin texturas o características llamativas. El objetivo era que el soporte fotográfico desapareciera visualmente, centrando la atención en la imagen misma, lo que resultó en un papel más impersonal y uniforme, contribuyendo a la estandarización de la fotografía moderna.

    Este tipo de papel dio paso a una fotografía más abstracta y impersonal, eliminando las connotaciones artísticas tradicionales asociadas con el papel como soporte. A medida que avanzaba la tecnología, los papeles fotográficos también comenzaron a incorporar materiales plásticos en su composición, lo que los hacía aún más neutros y menos visibles, siguiendo el camino hacia la uniformidad y la estandarización que caracteriza la fotografía contemporánea.

    El papel al bromuro, con sus características técnicas y estéticas, fue clave en la democratización de la fotografía al facilitar la impresión de imágenes de alta calidad sin la necesidad de procesos complicados. Se convirtió en un material esencial para la fotografía comercial, científica y artística, permitiendo a fotógrafos amateurs y profesionales por igual producir copias fotográficas con facilidad y precisión

    • Soporte neutro

    A medida que la fotografía se estandarizaba, el desarrollo de soportes neutros mejoró la durabilidad y la calidad de las imágenes, reduciendo problemas como el amarilleo o el deterioro con el paso del tiempo. Estos soportes se utilizaron para garantizar la preservación a largo plazo de las fotografías. El soporte neutro en la fotografía representa un paso clave en su evolución hacia un medio de expresión más accesible, universal y objetivo. A lo largo del desarrollo de la fotografía, hubo un claro deseo de simplificación técnica, de modo que los procesos fotográficos se hicieron más fáciles de usar, lo que permitió la expansión del medio entre el público general. En paralelo, la fotografía buscaba un soporte neutro, que no interfiriera ni alterara la imagen registrada, y que tuviera la capacidad de preservar la calidad de la imagen a lo largo del tiempo.

    A medida que la fotografía se estandarizaba, la búsqueda de materiales cada vez más neutrales y que garantizasen una mayor durabilidad se hizo crucial. El objetivo era crear soportes que no afectaran la imagen, evitando que factores como el amarilleo o el deterioro con el tiempo alteraran la imagen, algo que sucedía con los materiales más antiguos como el papel albuminado.

    La fotografía empezó a despojarse de los elementos materiales que la vinculaban con otras formas de arte, como la pintura o la ilustración. Durante los primeros días de la fotografía, los fotógrafos trataban de emular las características visuales de otros medios artísticos, creando imágenes con texturas, colores y composiciones que imitaban a las bellas artes. Con el tiempo, sin embargo, la fotografía comenzó a alejarse de estas influencias, buscando una estética propia, basada en sus capacidades técnicas y mecánicas.

    Esto llevó a la creación de negativos sobre cristal y celuloide de uniforme transparencia, lo que minimizaba cualquier interferencia del soporte sobre la imagen. Además, el uso de papel al gelatino-bromuro con superficies lisas y brillantes, sin textura visible, permitió que las imágenes fotográficas se presentaran con un aspecto limpio y neutral, destacando solo la emulsión que contenía la imagen. Este proceso también llevó a la mejora de las emulsiones, logrando granos más finos que casi desaparecían a simple vista.

    A través de esta evolución, la fotografía buscaba afianzarse como un medio autónomo de representación visual, con características específicas y un lenguaje propio. El soporte neutro fue un paso crucial para garantizar que la materialidad del soporte no interfiriera con la imagen y ayudó a consolidar la fotografía como un medio capaz de capturar la realidad de forma objetiva y fiel, sin las distorsiones que otros medios de representación visual podrían introducir.

    Al mismo tiempo, sin embargo, este enfoque hacia la neutralidad implicó una renuncia a la materialidad del soporte, un aspecto que, aunque buscaba la pureza fotográfica, eliminaba una parte significativa de lo que hacía única a la fotografía. En su afán por diferenciarse de otros medios artísticos, la fotografía comenzó a olvidar sus raíces objetuales, la textura del papel o el material de los negativos, elementos que formaban parte integral de su propia identidad y que dotaban a cada imagen de una físicidad propia.

    A pesar de este paso hacia la neutralidad, el proceso fotográfico nunca dejó de ser, en última instancia, un acto material. Cada imagen fotográfica sigue siendo un objeto, con sus texturas y materiales específicos. Eventualmente, el medio fotográfico mismo reaccionó frente a esta tendencia a la desmaterialización, comenzando a reivindicar su esencia material. Esto se vio reflejado en el resurgimiento de técnicas antiguas y el uso de la fotografía en instalaciones artísticas, donde los aspectos matéricos del soporte fueron celebrados nuevamente.

    En resumen, el soporte neutro fue un hito en la fotografía, ya que permitió la creación de imágenes más duraderas y menos susceptibles al paso del tiempo, al mismo tiempo que facilitó el desarrollo de una estética propia y específica para la fotografía, alejada de las influencias de otras artes. Sin embargo, esta búsqueda de neutralidad también significó una pérdida de una parte importante de su identidad material, algo que más tarde sería reconsiderado y reivindicado dentro de su propio desarrollo.

    La fotografía en color Aunque la fotografía en blanco y negro fue el estándar durante muchos años, los avances en la captura de imágenes en color comenzaron en el siglo XX. En 1907, los hermanos Lumière presentaron el proceso Autochrome, que utilizaba granos de almidón de patata teñidos de color para capturar imágenes en color. Sin embargo, la verdadera popularización de la fotografía en color se dio con la invención del negativo en color y los procesos de revelado automáticos en la década de 1930.


    El impacto cultural de la fotografía de gelatina de plata se extendió también al mundo de las tarjetas postales ilustradas. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las tarjetas postales se convirtieron en un medio popular para la comunicación y el coleccionismo. Las impresiones de gelatina de plata en estas postales permitieron la difusión masiva de imágenes de alta calidad, lo que democratizó el acceso a la fotografía artística y documental. Las tarjetas postales ilustradas capturaban escenas cotidianas, monumentos históricos, paisajes y eventos importantes, proporcionando a las personas una ventana al mundo.

    A lo largo del siglo XX, la fotografía de gelatina de plata fue fundamental en el desarrollo de varios géneros fotográficos. En el ámbito del arte, fotógrafos como Ansel Adams y Henri Cartier-Bresson utilizaron este proceso para crear obras que son aclamadas tanto por su técnica como por su contenido. En el fotoperiodismo, imágenes icónicas como la de la niña corriendo durante la guerra de Vietnam, tomada por Nick Ut, fueron producidas utilizando este método, capturando momentos de la historia con una intensidad y claridad que todavía resuenan en el público.

    Esta fotografía, tal como se popularizó en el siglo XIX, llegó a ser finalmente reemplazada por la fotografía en color, pero incluso este proceso fue influenciado por la fotografía de gelatina de plata. La transición a la fotografía en color no fue inmediata ni total; muchos fotógrafos continuaron utilizando la gelatina de plata debido a su familiaridad y a las cualidades estéticas específicas que ofrecía. Incluso hoy en día, en la era digital, hay fotógrafos que eligen trabajar con el proceso de gelatina de plata para sus proyectos personales y artísticos, apreciando la calidad táctil y la tradición que conlleva.

    En resumen, la fotografía de gelatina de plata no solo revolucionó el campo de la fotografía, sino que también dejó una huella indeleble en la cultura visual a través de las tarjetas postales ilustradas, contribuyendo a la difusión del conocimiento y a la apreciación del arte y la historia en la vida cotidiana.

    3. Avances en el Siglo XX y Futuro de la Fotografía

    • 3.1 Siglo XX: Innovaciones significativas
    Durante las primeras décadas del siglo XX, la técnica fotográfica experimentó un enriquecimiento significativo gracias a la introducción de una amplia variedad de objetivos provenientes de fabricantes destacados como Goerz, Zeiss, Steinhel y Voigtländer. Simultáneamente, se produjeron avances en las emulsiones fotográficas, especialmente de la firma Lumière. El uso extendido de negativos de cristal y la popularidad creciente de las tarjetas postales fotográficas contribuyeron a convertir la fotografía en un fenómeno cultural y social.

    A medida que avanzaba el siglo XIX y se iniciaba el XX, la fotografía vivió una fase clave de maduración y evolución. Los avances en materiales y tecnología fotográfica, con mejoras en ópticas y objetivos de reconocidos fabricantes alemanes como Zeiss, Petzval y Voigtlander, jugaron un papel esencial. Además, el desarrollo de obturadores más avanzados respondió a la mayor sensibilidad de las películas disponibles.

    Aunque las cámaras de gran formato aún predominaban, empezó a perfilarse un cambio fundamental en la fotografía. La reducción en el tamaño y peso de las cámaras abrió la posibilidad de capturar imágenes de manera discreta, transformando la naturaleza de la fotografía y permitiendo momentos más inadvertidos.

    Con la mejora tecnológica y la reducción de costos de los materiales fotográficos, surgió la figura del fotógrafo aficionado. Este fenómeno generó cierta controversia, con algunos profesionales expresando preocupaciones y solicitando impuestos sobre los materiales vendidos a aficionados. Sin embargo, también se destacaron aspectos positivos, como la espontaneidad de las imágenes capturadas por aficionados y la falta de rutina en sus creaciones.

    En 1891, solo en Francia, más de 500,000 personas trabajaban profesionalmente en fotografía. Se estableció una "Oficina Internacional" dedicada al comercio fotográfico y una "Cámara Sindical de Fotografía".

    En este contexto, el fotógrafo retratista, que concebía su obra como fotografía "artística", empezó a perder relevancia frente a la creciente tendencia de los aficionados a retratarse a sí mismos y a sus seres queridos. Surgieron competidores más económicos, como las máquinas del tipo Photomaton en grandes almacenes, marcando un hito en la democratización de la fotografía al hacerla accesible a un público más amplio. Este período fue testigo de una transformación crucial en la forma en que la sociedad percibía y practicaba la fotografía.

    La popularización de la imagen fotográfica y la democratización del acceso a la fotografía con cámaras accesibles como la Brownie de Kodak, así como la creciente diversidad en equipos para profesionales y aficionados, reflejaban un cambio profundo en la relación de la sociedad con la imagen fotográfica. Este período marcó un cambio fundamental en la percepción y el uso de la fotografía, pasando de ser un arte y una técnica laboriosa a convertirse en una herramienta indispensable para la comunicación masiva y una afición accesible para el público en general.

    Los hermanos Lumière, conocidos por sus contribuciones al cine, también jugaron un papel crucial en el desarrollo de la fotografía a color. Perfeccionaron un procedimiento tricromático en 1903 y presentaron las placas Autochromes en 1907, que utilizaban capas de gránulos de colores como filtros. Tras la Primera Guerra Mundial, se continuó el desarrollo de la fotografía a color con innovaciones de Agfa y Kodak, culminando en la comercialización de películas de múltiples capas sensibles a distintos colores y la introducción del proceso Kodacolor.

    Oskar Barnack, de Carl Zeiss, revolucionó el diseño de cámaras con su invento de la cámara de pequeño formato, dando origen al formato Leica. La primera Rolleiflex, lanzada en 1929, introdujo mejoras significativas en la fotografía reflex.

    La Leica, introducida por Leitz en 1925, fue la primera cámara de precisión popular y se hizo famosa por sus lentes intercambiables. Esta cámara transformó el fotoperiodismo y la fotografía de calle, permitiendo capturas más espontáneas y verdaderas. Posteriormente, la evolución de la fotografía artificial desde polvos de magnesio a lámparas de flash en 1930, junto con el desarrollo de películas rápidas, facilitó la ampliación y el uso de cámaras más pequeña

    La primera Rolleiflex, una cámara que revolucionaría el concepto de la fotografía reflex, fue lanzada en 1929. Este fue otro avance significativo, mejorando aún más la calidad y la versatilidad de las imágenes capturadas.

    El aumento de la sensibilidad de la película, gracias a las innovaciones de Dr. Robert Koslowsky en Agfa, marcó otro punto de inflexión, consolidando la superioridad de la fotografía de pequeño formato.

    Con la llegada de las cámaras Brownie de Kodak en 1930, regaladas a los niños de 12 años, la fotografía se convirtió en una parte integral de la vida diaria de las personas. No era solo una herramienta de los profesionales, sino también un medio de expresión personal y recuerdo cotidiano.

    La Leica, con su tamaño compacto y su óptica avanzada, transformó la naturaleza del fotoperiodismo y la fotografía de calle, permitiendo capturar la vida en su forma más espontánea y verdadera.

    Después de la Segunda Guerra Mundial, la diversificación de la fotografía fue notable. Los aficionados y periodistas aprovechaban la facilidad de las cámaras de 35mm, mientras que los profesionales preferían formatos más grandes para trabajos de alta calidad.

    La cámara modular Hasselblad se destacó por su precisión y fue la elegida por la NASA para las exploraciones espaciales, incluyendo la fotografía lunar, mostrando cómo la fotografía podía trascender incluso los límites de nuestro planeta.

    La introducción de la fotografía instantánea por Edwin Herbert Land y Polaroid en 1947, y luego su adaptación al color en la década de 1960, trajo otra dimensión a la fotografía: la gratificación instantánea de ver una imagen momentos después de tomarla.

    La exploración espacial también avanzó la fotografía, con misiones como el Luna II Orbiter y el Apolo 11 utilizando tecnología Kodak para capturar imágenes más allá de la Tierra.

    El conflicto legal entre Kodak y Polaroid en los años 70 sobre la fotografía instantánea destacó las tensiones y la competencia en la industria, mientras que el advenimiento de la fotografía digital a finales del siglo comenzó a transformar el mercado nuevamente, desafiando a los gigantes establecidos como Polaroid a adaptarse a un nuevo paradigma.

    En resumen, la fotografía del siglo XX no solo evolucionó en términos de tecnología y técnica, sino que también cambió fundamentalmente la manera en que interactuamos con el mundo visual, cómo recordamos, cómo documentamos la historia y cómo expresamos nuestra creatividad.

    • 3.2 Futuro de la Fotografía: Nuevas tecnologías y tendencias

    La fotografía, al ser una especie de espejo con memoria, ha tenido un impacto monumental no solo en el arte, sino en la percepción global de la realidad y la historia. A diferencia de la pintura y el dibujo, que dependen de la interpretación subjetiva del artista, la fotografía ofrece una representación más directa y fija de un momento en el tiempo. Sin embargo, esta representación no es completamente objetiva; la fotografía todavía contiene elementos de interpretación, como la elección del encuadre, el enfoque, y la manipulación posterior.

    La llegada de la fotografía en el siglo XIX provocó una reevaluación profunda en el mundo del arte. Los artistas empezaron a explorar nuevas formas y técnicas, llevando a movimientos como el impresionismo, el expresionismo, y eventualmente el arte abstracto. La capacidad de la fotografía para capturar la realidad con precisión empujó a los pintores a buscar nuevas formas de expresión que no se centraran en la mera representación visual.

    Además, la fotografía fue un precursor crucial del cine. El concepto de capturar momentos en imágenes estáticas llevó a la idea de secuenciar estas imágenes para crear la ilusión de movimiento, dando origen al cine. Este nuevo medio expandió aún más las posibilidades de la narrativa visual y la documentación histórica. El nacimiento del cine en 1895, gracias a los hermanos Lumière, fue una consecuencia directa del desarrollo de la fotografía. Esta nueva técnica permitió la creación de la ilusión de movimiento al proyectar imágenes fijas de forma rápida y sucesiva. El cine, con el tiempo, se consolidó como el séptimo arte, manteniendo una relación estrecha con la fotografía de la cual se originó.

    Aunque inicialmente se pensó que el cine dejaría atrás a la fotografía, ambas formas de expresión evolucionaron para convertirse en lenguajes y artes independientes y complementarios. La presencia de la fotografía en la vida cotidiana se multiplicó, encontrándose en afiches, carteles publicitarios, revistas, periódicos, álbumes familiares y, en la actualidad, en plataformas digitales como internet, computadores personales y celulares.

    La tecnología digital y la incorporación de cámaras fotográficas en los celulares han llevado a una revolución en la creación y difusión de imágenes. La fotografía se ha integrado de manera más profunda en la vida diaria que nunca antes. La facilidad de acceso a la captura de imágenes ha llevado a que la fotografía esté presente en prácticamente todos los aspectos de la sociedad moderna. Se ha convertido en una pasión para muchos, y el acto de fotografiar responde al impulso de retratar instantes, conservar recuerdos y detener el tiempo. En este sentido, la fotografía contemporánea parece correr al ritmo acelerado de la vida misma.

    En un sentido más amplio, la fotografía ha modificado la forma en que documentamos y comprendemos nuestra historia y cultura. Ha democratizado la capacidad de registrar eventos, permitiendo a las personas capturar sus propios momentos y perspectivas de la vida, algo que antes estaba limitado a los artistas entrenados. Esta democratización ha continuado y se ha acelerado con la llegada de la fotografía digital y las redes sociales, donde la captura y la compartición de imágenes es una parte integral de la vida cotidiana.

    La fotografía, por lo tanto, es mucho más que una técnica o un arte; es un punto de inflexión en la historia humana que ha influenciado profundamente nuestra manera de ver el mundo, recordar el pasado, y expresar ideas y emociones. Su historia es un reflejo de la continua evolución y transformación de nuestras sociedades


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