Las investigaciones no han proporcionado una respuesta exhaustiva a la pregunta de si la espiral de silencio se extiende a las redes sociales. Sin embargo, las conclusiones contradictorias incentivan nuevas investigaciones, especialmente considerando la importancia de esta cuestión en el contexto de la web como esfera pública. En esencia, la espiral de silencio en las redes sociales afecta el potencial democrático de la web, y su investigación posterior puede arrojar luz sobre otra pregunta clave: ¿transformará la web alguna vez, de espacio público a esfera pública? Estas preguntas también son importantes desde el punto de vista filosófico, ya que proporcionarán una nueva base empírica para una mejor comprensión de la relación entre el individuo y la sociedad y el papel de la opinión pública en ella. Elizabeth Noelle-Neumann
La teoría de la espiral del silencio, desarrollada por Elizabeth Noelle-Neumann, explica cómo el miedo al aislamiento influye en la expresión de opiniones. Esta teoría, que tiene sus raíces en enfoques filosóficos sobre la opinión pública, sugiere que las personas tienden a expresar opiniones que perciben como dominantes y a callar las que creen minoritarias. Aunque desafiada por el auge de los espacios públicos en línea, estudios recientes muestran resultados contradictorios sobre su funcionamiento en plataformas digitales. La digitalización ha mejorado el intercambio de información, pero también ha creado nuevas reglas de comunicación diferentes a las interacciones presenciales.
La Opinión Pública Según la Teoría de la Espiral del Silencio
Noelle-Neumann argumenta que el miedo irracional al aislamiento es el principal mecanismo que guía la expresión de opiniones en público. Contrario a los enfoques racionalistas que ven la opinión pública como un proceso de adquisición de conocimiento, Noelle-Neumann la define como una opinión y un comportamiento moldeados moralmente, necesarios para evitar el aislamiento. Las personas evalúan el clima de opinión pública a través de canales directos e indirectos, siendo los medios de comunicación un canal indirecto crucial que influye en la percepción y estructuración de los problemas.
Investigaciones han demostrado una correlación positiva entre el clima de opinión percibido y la disposición a expresar una opinión, incluso en plataformas digitales. Sin embargo, existen diferencias culturales en cómo se percibe la expresión de opiniones, lo que sugiere la necesidad de más investigación intercultural sobre la teoría de la espiral del silencio.
Las Principales Características de las Plataformas Digitales
Con el auge de las tecnologías digitales, la teoría de la espiral del silencio recibió un renovado interés, planteando preguntas sobre su continuidad en el entorno digital. Las características de la web, como la apertura y la comunicación horizontal, han democratizado y globalizado el espacio público. Sin embargo, los investigadores aún debaten si Internet es un verdadero espacio público o una esfera pública en el sentido de Jürgen Habermas.
Habermas define la esfera pública como un espacio discursivo para el debate y el consenso democrático. El desarrollo de Internet no se ajusta completamente a esta definición, ya que no todos tienen igual acceso a la participación. La comercialización de las plataformas en línea también afecta la calidad de las interacciones sociales, difuminando las barreras entre los espacios privado, corporativo y público. Christian Fuchs destaca tres antagonismos principales en las redes sociales que obstaculizan la formación de una esfera pública democrática: económico, político y de la sociedad civil. Estos antagonismos colonizan la esfera pública, limitando su potencial democrático.En el texto aborda de manera detallada la influencia de las tecnologías digitales, especialmente Internet y las redes sociales, en la manifestación y transformación de la teoría de la espiral del silencio, propuesta por Elizabeth Noelle-Neumann. Comienza presentando la teoría original, desarrollada en la década de 1970, que se basa en un enfoque irracional de la opinión pública. Según Noelle-Neumann, la opinión pública actúa como un mecanismo de control social que define lo moralmente aceptable y mantiene la cohesión social. Un concepto clave de esta teoría es el miedo irracional al aislamiento. Las personas monitorean constantemente el "clima de opinión" a su alrededor (usando una "capacidad cuasi-estadística" que no siempre es precisa) y tienden a expresar su opinión si la perciben como mayoritaria o en ascenso, mientras que se inclinan al silencio o la conformidad si la perciben como minoritaria. Este proceso de silenciamiento de las opiniones minoritarias es lo que Noelle-Neumann denominó la "espiral del silencio". La teoría contrasta con enfoques racionalistas previos que veían la opinión pública como un proceso lógico de formación de juicios; Noelle-Neumann enfatiza su función latente como control social basado en el miedo. La importancia de la teoría radica en su base empírica, respaldada por numerosas investigaciones, aunque también ha enfrentado críticas y resultados mixtos a lo largo del tiempo.
La digitalización de la comunicación, especialmente con el auge de Internet y la World Wide Web en la década de 1990, planteó un desafío significativo para la teoría de la espiral del silencio y revivió el interés en su estudio. Inicialmente, hubo un gran optimismo sobre el potencial de Internet como esfera pública. Características como la apertura, la comunicación horizontal y libre se vieron como propicias para la democratización, la globalización del espacio público y el fomento de debates racionales, lo que se esperaba que aumentara la disposición de los usuarios a expresar opiniones. Este entorno digital también ofrecía la oportunidad de estudiar el fenómeno de la espiral del silencio de manera más conductual, observando las interacciones reales en lugar de basarse en situaciones hipotéticas.
Sin embargo, el texto señala que esta visión optimista inicial se ha enfrentado a una realidad más compleja y contradictoria. La pregunta de si Internet (y más específicamente las redes sociales) constituye realmente una esfera pública en el sentido habermasiano (un espacio discursivo igualitario, pluralista, libre de poder económico y político, dedicado a la deliberación racional para el bien común) es objeto de debate. El desarrollo de la web ha demostrado que los procesos en línea a menudo no se ajustan a esta definición. Aunque la participación ciudadana ha crecido, no hay igualdad de acceso real debido a limitaciones tecnológicas, de red y de alfabetización digital. Existe una brecha digital donde personas con menores ingresos y educación tienden a usar la web más para interacción social y entretenimiento, mientras que aquellos con mayores recursos la usan para fines culturales, económicos y educativos.
Además, la naturaleza capitalista bajo la cual surgieron las tecnologías digitales llevó a una comercialización inevitable. Las plataformas en línea, al igual que los medios tradicionales, se han sobrecargado de publicidad, priorizando funciones comerciales sobre el debate público. Johanna van Dijck introduce el concepto de "cultura de la conectividad", donde las redes sociales difuminan las barreras entre espacios privado, corporativo y público. La sociabilidad en línea está mediada y modificada por la arquitectura digital, los algoritmos y los protocolos. Los usuarios, aunque conscientes del uso comercial de sus datos, participan activamente porque estas plataformas ofrecen un espacio para la "autocomunicación masiva". La búsqueda de popularidad y atención (valores clave en la "economía de la atención") impulsa la actividad, pero también refuerza las estructuras jerárquicas y competitivas. Esto lleva a preocupaciones sobre la privatización de los espacios web por parte de las corporaciones, con Wikipedia siendo citada como una rara excepción de lo que la web pudo haber sido.
Christian Fuchs identifica tres antagonismos principales en las redes sociales que dificultan la formación de una esfera pública democrática: económico (intereses de usuarios vs. corporaciones sobre datos/secreto), político (ciudadanos vs. poderosos sobre rendición de cuentas/secretismo) y de la sociedad civil (comunicación de protesta vs. control estatal/corporativo). Estos antagonismos sugieren que las redes sociales están "colonizadas" por corporaciones y el Estado, desafiando los principios del liberalismo clásico y la idea de una esfera pública libre de poder.
Otro obstáculo significativo es la dificultad para verificar información manipuladora y noticias falsas. Aunque este problema existe en medios no digitales, se agrava en línea por el volumen y la velocidad de difusión. Lo distintivo es que, en las redes sociales, los usuarios también se convierten en fuentes y difusores de desinformación, como lo demuestran estudios sobre Twitter que muestran una mayor probabilidad de retuitear noticias falsas. El potencial democrático de la web no solo depende de la tecnología, sino también de la cultura política de la sociedad. La mezcla creciente de chismes, información falsa y contenido valioso dificulta que los políticos confíen en estas herramientas informativas.
En el contexto más específico de las redes sociales (emergidas con la Web 2.0), que combinan comunicación interpersonal y de masas, se introducen nuevas características clave: programabilidad (manipulación de contenido por una agencia central), popularidad (medición y cuantificación de la atención), conectividad (enlace entre contenido, usuarios y anunciantes) y datificación (cuantificación de aspectos del mundo). Estas características impactan significativamente cómo se aplica la teoría de la espiral del silencio en línea.
Las investigaciones sobre la espiral del silencio en redes sociales han arrojado resultados dispares y complejos. Algunos estudios confirman que la espiral del silencio sigue operando en plataformas como Facebook, especialmente cuando las redes online se basan en conexiones offline. La autocensura sigue siendo un factor relevante. Otros factores que influyen en la expresión online incluyen el interés en la política, la confianza, la participación y la persistencia de las opiniones.
De manera contradictoria a la expectativa inicial de que redes más amplias fomentarían la expresión, algunos estudios sugieren que cuanto mayor y más diversa es la red online de un individuo, menor es su disposición a expresar una opinión, similar a cómo una red pequeña puede estimular la expresión offline. La publicidad inherente a las redes sociales (incluso las publicaciones "privadas" pueden alcanzar audiencias inesperadamente amplias) puede disminuir la disposición a hablar. El gran número de conexiones y la diversidad pueden causar sobrecarga de información, llevando a percepciones inexactas de la opinión pública y mayor ignorancia pluralista.
Las herramientas específicas de las redes sociales también transforman la expresión de opinión y la participación cívica. La opinión puede expresarse de diversas formas (comentarios, enlaces, multimedia, símbolos, "me gusta", reacciones). Muchos usuarios optan por una participación mínima, como dar un "me gusta", lo que digitaliza y potencialmente limita la participación a un simple acto de comunicación digital sobre el tema, sin un debate profundo.
La comunicación masiva en redes sociales significa que las opiniones de los usuarios se difunden rápidamente, no solo entre amigos directos sino a audiencias más amplias, e incluso llegan a los medios tradicionales, convirtiéndose en noticias. Los usuarios se informan directamente de sus contactos, sin la mediación exclusiva de los periodistas, quienes dejan de ser meros guardianes de la información para ser también creadores y consumidores de contenido que es noticia y comunicación interpersonal a la vez.
La cultura del consumo de noticias en línea, marcada por la constante disponibilidad y la mezcla con contenido de entretenimiento (infoentretenimiento), también influye. Esto recuerda la preocupación de Habermas sobre cómo la lógica económica despolitiza los medios al priorizar el interés humano y fragmentar la información compleja. Esta tendencia es dominante en las redes sociales contemporáneas, donde la difusión de información se centra más en el acto de comunicar en sí mismo ("La comunicación es la comunicación" o "La red es la comunicación", adaptando a McLuhan y Castells) que en potenciar un discurso democrático sustantivo. La lógica del mercado mediático actual, guiada por estrategias de marketing para captar la atención y las emociones de una audiencia "ocupada y distraída", a menudo sacrifica principios periodísticos.
La lógica algorítmica de las redes sociales es un factor crucial en la formación de la opinión pública, ya que filtra el contenido que ven los usuarios basándose en su comportamiento previo. Esto crea el riesgo de polarización, al exponer a los usuarios a contenido homogéneo y puntos de vista similares. Sin embargo, el texto subraya que esto no es solo un problema algorítmico; los factores cognitivos y psicológicos humanos (como el sesgo de confirmación, la tendencia a buscar información que respalde las creencias existentes) también contribuyen. La interacción de estos factores lleva a la formación de cámaras de eco o entornos homogéneos aislados, que, en lugar de estimular el debate, refuerzan las opiniones preexistentes y crean una falsa sensación de diversidad mientras rodean al usuario de puntos de vista similares. Esto agrava la ignorancia pluralista, ya que los individuos en estas "burbujas" pueden creer erróneamente que su opinión es la mayoritaria.
Un estudio clave citado (Bakshy et al., 2014-2015 en Facebook) encontró que, más allá de los filtros algorítmicos o de red, la libre voluntad del usuario es el principal obstáculo para exponerse a opiniones discrepantes; las personas simplemente eligen leer contenido de afines y evitar el de quienes piensan diferente. Los entornos homogéneos, si bien pueden estimular la expresión de opiniones dentro de ese grupo afín, contribuyen simultáneamente a la ignorancia pluralista. El riesgo de recibir comentarios negativos también disminuye la disposición a expresar una opinión, siendo considerado por algunos autores como un factor clave para la espiral del silencio online. Se señala que el discurso político en redes sociales tiende a ser más irracional, emocional y agresivo, especialmente en las opiniones mayoritarias percibidas.
La preocupación por la autopresentación es otro factor relevante. Las redes sociales son plataformas principales para construir la identidad digital. La disposición a expresar opiniones políticas puede depender del tipo de autopresentación: quienes buscan una imagen positiva a largo plazo ("adquisitiva") tienden a expresarse más activamente, mientras que quienes buscan evitar críticas ("protectora") evitan hablar en contextos diversos.
Finalmente, algunas investigaciones sugieren que la observación del clima de opinión online puede influir en la disposición a expresarse incluso sin que el miedo directo al aislamiento sea el factor principal, posiblemente debido a la prevalencia de vínculos débiles y la facilidad de aplicar sanciones negativas (como insultos o rechazo) en el entorno digital. Los factores situacionales como la familiaridad de la audiencia o el canal también importan. Sorprendentemente, algunos estudios encontraron que las personas tienden a expresar opiniones divergentes más a menudo offline y ante audiencias desconocidas que en Facebook, lo que se explica por la facilidad y naturaleza de las sanciones negativas online. La congruencia de opinión (si la opinión propia coincide con la de la red online o el clima general percibido) es un predictor clave de la disposición a expresarse.
En conclusión, el texto argumenta que la aplicación de la teoría de la espiral del silencio en el complejo entorno online es específica y, a menudo, contradictoria. Las plataformas digitales ofrecen nuevas funcionalidades que difieren de la comunicación cara a cara, pero también conservan características de la sociabilidad offline. Factores como la lógica de las redes sociales (conectividad, popularidad), los antagonismos inherentes a su comercialización y control, el problema de la desinformación, la cultura de consumo de noticias online, los algoritmos, las cámaras de eco, el sesgo de confirmación del usuario, la preocupación por la autopresentación y la facilidad de las sanciones negativas influyen en la disposición a expresar opiniones. Las manifestaciones de la espiral del silencio son, por tanto, cruciales para entender el desarrollo de Internet como esfera pública. Los factores comunicativos, tecnológicos y sociopsicológicos analizados determinarán en gran medida si las plataformas online fortalecerán o no la democracia y de qué manera. La imagen resultante no es la de un espacio digital que simplemente elimina la espiral del silencio, sino uno que la modifica, introduce nuevas dinámicas de conformidad y silenciamiento, y presenta un panorama heterogéneo que aún requiere mucha investigación.
Conclusiones de la autora
El análisis de internet como esfera pública muestra que las aplicaciones de la espiral del silencio en este entorno complejo y multinivel son específicas y contradictorias. Por un lado, ofrece nuevas funcionalidades tecnológicas y comunicativas para el debate y la expresión de opiniones, que difieren de la comunicación presencial; por otro, conserva algunas características de la sociabilidad offline.
Como resultado de los análisis se pueden destacar los siguientes factores que determinan las aplicaciones de la espiral del silencio en el entorno online:
- Las plataformas de redes sociales, por su lógica basada en la conectividad y la popularidad, se han convertido en el principal espacio donde las personas expresan su opinión.
- Las plataformas de redes sociales son propiedad de corporaciones con modelos de negocio orientados a obtener ganancias.
- Los medios en línea están comercializados y el contenido web está colonizado por las corporaciones.
- Se está desarrollando una cultura de consumo de noticias diferente, basada en el infoentretenimiento y el flujo de noticias, que rodea constantemente a los usuarios.
- Los procesos cognitivos del cerebro impulsan a los usuarios a buscar y compartir información y opiniones que confirmen sus creencias existentes.
- El entorno polarizado y homogéneo está generando nuevas formas de ignorancia pluralista.
- La comunicación abierta y horizontal y las herramientas y plataformas en línea fáciles de usar estimulan la expresión de opiniones, pero, al mismo tiempo, hacen del miedo a ser criticado uno de los factores clave que impulsan la espiral de silencio.
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